Mapas base: Proporcionan un fondo de contexto geográfico para el contenido que quieres visualizar en un mapa, utilizando los mapas base puedes posicionar fácilmente las redes de abastecimiento, saneamiento, válvulas, hidrantes, bocas de riego, acometidas o pozos de registro.

Datos de elevación: Calcular perfiles del terreno, cuencas hidrográficas y flujos de agua son necesarios para la gestión de la redes. Disponer de datos de elevación nos permite dimensionar las redes de abastecimiento, las estaciones de bombeo o la situación de aliviaderos.

Imágenes satélite y ortofotos: Estas imágenes permiten a la concesionaria tanto estudiar sus propias infraestructuras de la manera más real posible, como la planificación futura del tendido de redes de abastecimiento, saneamiento, depósitos, etc.

Datos sociodemográficos: Con estos datos  se puede estimar el volumen de la población de las zonas a las que hay que dar servicio y localización de las mismas ayudándonos a dimensionar las infraestructuras necesarias para dar el mejor servicio.

Cartografía navegable y datos de tráfico: Calcular la mejor ruta entre un punto y otro. Crea las rutas más óptimas para, por ejemplo, la lectura de contadores aumentando la productividad y reduciendo costes de desplazamientos.

Gecodificación y normalización: Posicionar en un mapa una base de datos de clientes o situar una incidencia nos ayuda a gestionar de manera eficiente los recursos y garantiza una mejor atención de las incidencias.

Datos de empresas: Conocer el tamaño y distribución de la población puede no ser suficiente para calcular el consumo de agua en un municipio, la actividad empresarial e industrial también es importante para conocer y estimar las necesidades de consumo.

Fronteras, lugares y otros: Conocer los límites administrativos, espacios naturales o zonas inundables es importante en todos los proyectos del ciclo del agua, desde la fase de oferta hasta la gestión de incidencias o la estimación de consumo.