Mapas base: Proporcionan un contexto geográfico uniforme de información base a nivel mundial.

Imágenes satélite y ortofotos: Información útil para tareas de reconocimiento del terreno, monitoreo y vigilancia del mismo o para la evaluación de daños de una catástrofe.

Datos de elevación: El conocer la cota y pendiente del terreno nos sirve para posicionar puestos de vigilancia, calcular la viabilidad del acceso de vehículos de seguridad o emergencias o estimar riadas o inundaciones.

Cartografía navegable y tráfico: La gestión de rutas eficientes de flotas de vehículos en situaciones de emergencias en indispensable, con estos cálculos y los datos de tráfico podemos estudiar las mejores soluciones para acceder rápidamente a las zonas afectadas.

Geocodificación: Nos permite posicionar en un mapa todas las incidencias detectadas y mejorar su resolución mediante análisis geoespaciales.

Datos meteorológicos: Conocer de antemano los posibles riesgos meteorológicos es muy importante para anticiparnos a posibles emergencias o prever la evolución de las mismas (inundaciones, fuegos,…).

Datos sociodemográficos: Podemos conocer el volumen y la tipología de población afectada por un evento.

Puntos de interés: En la gestión de emergencias es básico conocer dónde hay un hospital o un parque de bomberos.